No todo es dejadez por parte de los padres. Algunos se comprometen con el proyecto educativo de su colegio hasta conseguir dejar huella en el alumnado. Es lo que consiguieron los miembros de la Asociación de Madres y Padres (AMPA) del Colegio Público La Palomera, de León, con su proyecto El rincón de las culturas.
Lanzaron esta idea aprovechando el marco de la Semana Cultural del centro, con la que se pretendía dar visibilidad a las familias de los alumnos procedentes de otros países. El colegio cuenta con niños y niñas de 15 naciones distintas de Angola a Armenia, pasando por Palestina, Bolivia, China o Brasil, a los que se decidió sumar las familias de etnia gitana.
Gracias a la colaboración de la AMPA y la dirección del centro, se logró involucrar a todos los padres necesarios para organizar una exposición. Vistosas láminas que recibían a los chavales a la entrada del centro, en las que se ofrecía información de todo tipo sobre estas 16 culturas, elaboradas con el material que proporcionaron las familias de los críos.
"Las familias crearon un espacio que habla de integración y respeto", recuerda María del Mar López, secretaria de la AMPA. Una lección extraescolar para los alumnos, ya que pudieron acercarse no sólo a las particularidades de cada nación, sino también a las motivaciones del fenómeno de la inmigración.
Además de distintas actividades lúdicas, como danzas del mundo y una fiesta gastronómica internacional, hubo un momento especialmente emotivo. Consistió en una lectura colectiva de los textos que cada uno de los alumnos nacidos en otro país había escrito sobre su llegada a España, su adaptación, lo que más valoran de su vida en León, aquello que añoran de su país de origen...
Acercamiento a las familias.
La experiencia también sirvió para acercar a la AMPA a muchas familias que nunca habían tenido contacto con la asociación, por lo que pudieron conocer el trabajo de los padres que sí se suman a la labor de educar a sus hijos. Según López, notaban que "cada vez menos gente se vincula a esta labor, menos padres se interesaban por lo que sucede en el colegio".
"Pero en aquel momento las familias se acercaron, se sintieron bien, aportaban una ayuda a un proyecto común", asegura López. Aun así, esta madre se siente pesimista frente al futuro y cree que no para de crecer el número de padres que dicen: "Los dejo aquí y que me los eduquen, que para eso les pago".
Para el técnico de formación de la CEAPA, Pablo Gortázar Díaz, la clave es compleja: "Si implicamos a los profesores y además les quitamos trabajo, empiezan a escuchar", defiende. Desde su perspectiva, la labor de las AMPA debe insuflar vida en el colegio, sobre todo frente a los claustros en los que son mayoría los profesores que "quieren irse a su hora".